Desde hace algunos años me he dado cuenta que cuando me cuelgo mi mochila pesa más de lo necesario, confieso que suelo llevar dos o tres cosas de más; pero no al grado de sentirla ‘tan pesada’.
Y es que no solo cargo cuadernos y libros, con los cuales trato de discernir entre las neblinas de mi carrera, también suelo llevar algunos bosquejos de sueños e ilusiones traspapelados en las copias de libros que difícilmente podré comprar.
Entre ello, se encuentra también, las aspiraciones de otros, estos ‘otros’ que han visto por mi los últimos casi 25 años de mi vida; son ellos quienes me motivan para no claudicar nuevamente, sus esperanzas en que concluya esto que empecé hace aproximadamente 4 años.
Por lo anterior, no me puedo ‘rajar’ y aceptar el peso ‘extra`en mi mochila, aquella que tantas veces me ha visto mirar frustrada determinados textos, la que me acompaña en ese camino de 2hrs diarias de camino para enfrentarme con lo que se supone me prepara para la realidad…
No son solo mis sueños, no soy solo yo la que está en esto, son también ellos, mis padres.
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