Aun recuerdo el nerviosismo esa mañana de noviembre, yo que suelo guardar la calma en situaciones más difíciles y más complicadas, ese día me encontraba muy consternada y preocupada por verte…busque un momento para poner orden a mis pensamientos, saber cómo actuar frente tuyo y parecer lo más natural posible.
La hora de la verdad llego demasiado pronto, otro poco y no logro contenerme, afortunadamente los demás nos ayudaron a sacar a flote los nervios, pues las palabras ya estaban escritas en un mensaje al celular; no podías ser más obvio y yo no podía mirar a otro lado para ‘no darme cuenta de las cosas’…
Los minutos pasaban y mi corazón estuvo a punto de salir de mi pecho por más de tres ocasiones…aun sigo preguntándome cómo lograste entrar en mi vida y en mi corazón, cómo lograste borrar la sobra de la cual venía huyendo, del dolor que aun en ocasiones me presiona el pecho, pero que tu amor, tu confianza y calidez lo van borrando, al grado que hoy es solamente el rastro de un recuerdo de algo que se quedó en el pasado.
Nunca imagine que te convertirías en lo que hoy eres, más allá que el amor de mi vida, te has convertido en el confidente que me escucha, que me apoya y consiente…sigo sin comprender que es lo que yo te brindo es ello lo que ocasiona que mis ojos se humedezcan en momentos de duda y tristeza.
El miedo siempre estará presente en los humanos, pero gracias a ti sé que no es malo, sé que lo recomendable es enfrentarle y a tu manera, sacar el mejor partido.
Gracias por este tiempo, gracias por enseñarme día a día que no es un sueño y que se vale equivocarse…gracias por estar ahí siempre, siempre a mi lado.
TE AMO
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