Gabriel no
paraba de pensar en la gran posibilidad de volver a encontrar al amor de su
vida, mientras corría entre las mesas y sillas de los demás comensales...por un
minuto olvidó que había venido a ese lugar para
presentarse formalmente y hablar seriamente de su futuro con los
padres de Estela, pareciera que lo importante en ese momento era contactar a la
madre de esa niña, comprobar que se trataba de ella, de Citlali.
Al
salir precipitadamente del restaurant, por un momento pareció que se
desvanecería en ese mismo lugar y el hostess se le acercó para preguntar qué
era lo que sucedía, amablemente le ofreció un vaso de agua cuando
apenas podía estar en píe.
- La mujer y
la niña que acaban de salir con el grupo de personas, ¿sabe dónde están?-
apenas logró decir- no pudieron llegar demasiado lejos- dijo como para sí.
- Lo lamento
señor, no le podemos indicar dicha información, es parte del protocolo-
Respondió uno de los meseros que salio a auxiliar a Gabriel.
La
desesperación encontró cabida en su corazón, tratando de calmarse, respiro
profundo varias veces y recordó que había dejado en la mesa Estela con sus
padres, tendría que disculparse y plantear un repentino cambio de
planes, aunque ellos significara cancelar los preparativos que hasta el momento
llevaba junto con Estela, pero el darse cuenta que Citlali seguía en la ciudad
y que posiblemente los uniera algo más que una antigua relación le hacía
sacudir su ser.
Respirando un
poco más calmado, se acercó poco a poco a la mesa, desde la cual el padre de
Estela lo veía consternado y Estela dejaba ver algunas lagrimas
derramadas, parece ser que ella sí se había dado cuenta de la situación.
- Lo lamento
mucho, pensé que conocía a una persona de ese grupo y no pude reprimir
comprobarlo- fue lo primero que se le ocurrió decir, sabía que era una
situación bastante comprometedora, pero no pensaba seguir perdiendo el tiempo,
debía de ir a casa de sus padres, tomar la agenda telefónica que dejó
en su antiguo escritorio y marcar a cuanto ex-compañero de la universidad
encontrara.
- ¿Perdón?-
empieza el señor- ¿Tú crees que nos vamos a tragar esa mentira?- el enojo es
más evidente- Nos vas a explicar, aquí y ahora de qué se trata todo eso, nos
hacen venir con una idea y resulta que no es así, que las cosas salieron de
control y cambiaron...porque parece que así fue ¿verdad?- La respiración del
señor parece más agitada, sus ojos escrutan los de Gabriel, mientras que éste
trata de parecer lo más sereno posible.
-Lamento lo
ocurrido, pero tengo que serle sincero, entre las personas que acaban de salir-
lo tendría que decir- se encontraba una persona de mi pasado, Estela sabe de
quién se trata, pues estuvo a mi lado después de- lo tendría que explicar de
una forma directa y clara- no puedo permitir perderle de nuevo...si
eso significa perder a Estela y el rencor de ustedes, lo
comprenderé...-esperando el enojo del padre de Estela.
- Si es eso
cierto, esta reunión se acabó, no deseo volverlo a ver en mi vida
y aléjese de mi hija, no quiero verle cerca, suficiente ha sufrido
ella soportando su amor hacia esa mujer y en cima de eso, el día que pretendías
pedirla en matrimonio...- Con forme fue hablando se iba parando de su asiento,
sin siquiera darse cuenta que las personas los empezaban a voltear a ver.
Sin más, tomó
su saco, miro a su mujer y dijo:
- Mariana-
mirando a su esposa -Estela- moviendo a penas los ojos hacia su hija- nos
vamos, dejemos que este patán al menos tenga la decencia de
pagar la cuenta.
Las mujeres
aludidas tomaron sus bolsos y dirigieron sus pasos hacia la entrada
del establecimiento, Estela se retrasó un poco y alcanzó a decirle:
- Ni creas que
te lo perdonaré.
Se encontraba tumbado boca arriba en su habitación, viendo como las luces
de los autos que pasaban frente a su departamento se veían reflejadas
en el blanco de las paredes, en el suelo, cartas y fotos regadas por todas
partes, pareciera que en su afán de olvidar lo vivido con Citlali, no
se atrevió a deshacerse de las últimas cartas y fotografías que se había
tomado juntos.
Después de
pagar la cuenta en el restaurant y soportar las miradas indiscretas de los
demás comensales, se subió a su automovil y manejó directo hasta su
departamento, ya mañana iría a casa de sus padres por esa agenda telefónica,
ahora debía de pensar qué cosas podrían pasar dependiendo de sus acciones, era
confuso todo lo que estaba pasando, no comprendía del todo el porqué había
salido corriendo del establecimiento, si ya lo había superado, tan es así que
por ello le había pedido matrimonio a Estela, pero el hecho de hacerla sufrir
no le generaba la menor molestia, era como si desde un inicio él ya sabía que
algo así sucedería, la cuestión era saber cuándo y cómo...nunca se vio teniendo
una vida con ella, porque el amor que ella le profesaba no era ni la mitad de
hermoso e intenso del que alguna vez le profesó Citlali, ella sabía como
generarle descargas eléctricas con solo pensarla, sus acciones y
palabras eran de otro mundo y él no podría con ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario