No suelo ser de las mujeres que esperan por un hombre, soy la mujer que va por el hombre si éste no se atreve a dar pasos hacia mí.
Desde pequeña me acostumbraron a ir por lo que de verdad quiero, tomar lo que quiero, obviamente con maneras y formas, tampoco es ir arrollando lo que tengo en frente; pero sí con la firme decisión de obtener lo que quiero... y así fue mi vida hasta que me encontré con él.
Nada indicaba que fuera a ser diferente ese día de primavera en la oficina, venía saliendo de una junta especialmente estresante con los principales accionistas de la empresa en dónde laboro, tuve que presentar el plan de trabajo, proyectado a un año, mismo que trabajé sin cesar las dos últimas semanas, una vez que me dieron luz verde me sentí un poco más tranquila, pero el estrés lo traía hasta el full, pues debía de reorganizarme y armar un equipo de trabajo con la platilla existente, nunca dude de sus capacidades, salí de la sala de juntas y choqué contigo, hojas con apuntes, USB y demás artículos salieron volando, no reparé en ti, solamente me ocupé de recuperar mis hojas...