miércoles, 7 de julio de 2021

Entre pandemia y homeoffice te verás...

 Hace bastante tiempo que no pasaba por aquí, de hecho creo que mi "habilidad" para escribir ha de haber desaparecido o atrofiado horriblemente, no lo dudo, en los últimos 8 años me la he pasado entre expedientes, comprobantes de pago, facturas, rentas, tenencias, recibos de servicios y correos godínez; deje de dibujar y leer, sobre todo la lectura es lo que más me ha afectado en mi desarrollo como escritora de closet.

En fin, como muchos de ustedes, el 2020 me dejó marcada, si no me equivoco, la entrada que antecede a la presente, se podrá comprobar que perdí a mi mamá, unas semanas antes de que nos mandarán a nuestras casas para parar al coronavirus, situación que hizo que el proceso de luto fuese un poco más intenso y diferente, si bien tuve la "fortuna" de celebrar los ritos propios de la muerte, el que en menos de un mes nos encerraran en casa sin poder distraerme lo suficiente para no resentir esta nueva etapa de mi vida hizo que el desarrollo del duelo no fuera del todo "normal"... que de hecho ningún duelo es "normal".

Pasé por casi todas las etapas del duelo, porque siendo sincera, la parte del enojo, trataba de evitarla, no quería sentirme enojada con mí mamá por "abandonarme" o con ese ser superior por haberse llevado a mí mamá...pero muy en el fondo el enojo que sentía no era con ella ni con "Dios", era conmigo misma por todas esas cosas que quedaron en el tintero, en esas cosas que pensaba que más adelante haríamos juntas, por priorizar el trabajo y otras cosas en mi vida que mi mamá... pero ¿saben? después de 1 año y casi 5 meses, puedo decir, que este enojo aún se presenta por momentos, aún me oprime el alma, ya no de la misma forma y empiezo a validarme a mi misma y a aceptar que las cosas tenían que pasar como pasaron, que hice lo que pude con lo que tenía en esos momentos, actué como podía en esos días e hice todo lo que pude para demostrarle a mi mamá lo que me importaba y que ahora de alguna forma debo de aceptar a vivir sin su presencia física, pero hablando con ella cuando lo necesite, buscar su ayuda ante el ser supremo el algún problema que tenga, lo curioso es que nunca había visto así a mis fallecidos, pocas ocasiones me acerque con ellos para pedirles "paro", realmente lo vengo haciendo en forma a partir de que mi mamá se hace uno con el universo y todo lo anterior lo pasé en un homeoffice intermitente, entre salidas a la oficina, con el cliente, visitas con mucho miedo a mí papá.

No ha sido fácil esta pandemia, pero dentro de todo lo malo, puedo decir que me queda el gran consuelo de que ella no pasó estos momentos, no se agobió por mí al saber que tengo que salir al trabajo y no porque me corran, no, más bien a cumplir mi obligación para conmigo, mi marido y mis deudas (que dicho sea de paso, son muchas para mi gusto... pero quién me manda?)

Así que, hasta ahora puedo decir que soy una sobreviviente más de esta pandemia, de este nuevo estilo de trabajo llamado homeoffice, en el cual pareciera que tienes hora de entrada mas no de desconexión y que para quienes el pretexto de no contacto humano les cayó de perlas, para otros, nos genera una cierta ansiedad por salir, por distraernos y por regresar a una normalidad a la cual y sin duda, no volveremos, pues... este bicho vino a recordarnos (como ya se ha dicho en otras partes) lo insignificante que es la especie humana, que en verdad las cosas son superfluas y lo realmente importante no son los celulares de última generación, la visita al lugar de moda, la comida en el restaurante que está de voga, sino la familia, los amigos, ellos que siempre ha estado, pero que perdimos de vista al centrarnos en el  ya lo quiero, ya lo necesito, ya lo tengo.

En fin, creo que no dije nada nuevo ni aporté algo al estado del arte...solo expulsé parte de mi sentir ¿lo bueno?... por fin me pude inscribir para recibir la vacuna, ahora será esperar a que me asignen fecha, solicitar ese día de vacaciones y encomendarse al ser supremo, que todo salga bien, pues estamos trabajando en ello.


Gracias por llegar hasta aquí.

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