Son muchas las cosas que tengo en este momento en la cabeza, muchas de las cuales no tienen gran importancia para estar vagando en ella...son como pequeños recordatorios de cosas que debo de hacer y que dejo pendientes, con la tonta esperanza de realizarlas una tarde lluviosa, pero no como las últimas tardes lluviosas, sino como aquellas que me hacían estremecer, que disfrutaba soñando con algún futuro lejano y es que el futuro lejano es HOY...ya no hay tanto tiempo entre el desear, querer y el ser; pareciera que agoté los cupones de descuento o de tiempo extra con los cuales me equiparon ese 23 de marzo del 86, ahora me queda el tiempo real con el cual fui pre-cargada y eso es lo que hace más agotador el día a día, el querer salir y disfrutar de la compañía de los otros...pero esos otros no los conozco, no sé quiénes son ni qué esperan de la vida, un tanto así me pasó hace algún tiempo pero logré salir triunfante...ahora la inquietud y el miedo invaden mis miembros.
De esos días cuando empiezas a dudar si lo que has hecho a lo largo de tu vida ha sido lo correcto o al menos lo más acertado, pero al menos no estoy dudando de lo que no he hecho, pues en ese momento estaría en graves problemas, dudo de lo hecho y de lo hecho en determinadas acciones, no de todo y es cuando empiezo a dudar que el futuro que estoy viviendo es el que en su momento diseñe como aquellas tardes en la media superior...dibujando e imaginando historias de los dibujos que realizaba, de esas tardes en las cuales me sentía libre de escribir y dibujar lo que me viniera a la menta sin tener remordimiento de consciencia, ¡total! tenía toda la juventud para preocuparme por el futuro, lo importante era el momento y el disfrutarlo...dudo que se trate de la famosa crisis de los veintitantos, pero ahora siento que el tiempo lo tengo encima, que me estoy quedando atrás y no avanzo...algo me atora y no sé que sea...
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