Día de Muertos.

¿Quien no ha puestos ofrenda de día de muertos?, son muy pocos lo que levanten la mano y afirmen que nunca en su vida han puesto tan celebre mesa; algunos por limitaciones no logran poner una magnánima ofrenda y otros tiran literalmente la casa por la ventana, pues pareciera que todo el pueblo viene a visitarlos.

Hace un año tuve la oportunidad de asistir a diferentes hogares y encontrarme con hermosas ofrendas, visite un ofrenda puesta en el pueblo de Santa María Aztahuacan, Ixtapalapa (SÍ señores: IXTAPALAPA,dejemos atrás las tarugadas que nuestras ‘autoridades’). Y otras tres en el pueblo de San Andres Mixquic, ¿causa, motivo o razón?: la certificación de la materia de ‘Pueblos Originarios de la Ciudad de México’, excelente materia de la rama de Temas Selectos de la Carrera de Ciencias Sociales en la UACM.

En dicha certificación nos solicitó la profesora visitar dos casas de diferentes pueblos y hacer una descripción de ambas ofrendas, así como también un análisis comparativo de las mismas…

Al llegar a Santa María Aztahuacan me di cuenta que de un lado de la iglesia son avecindados y del otro son los originarios del lugar, ahí mi amigo me indico las actividades que su familia realiza para la puesta de la ofrenda, el significado de las ceras y demás elementos que conforman la ofrenda que su familia cada año ponen, las actividades que realizan fuera de la casa y las visitas al panteón y la comida que llevan. La ofrenda era algo grande, ocuparía alrededor de 2 m² calabaza, caña, manzanas, agua, vino y demás acompañaban a imágenes de niños dioses.

Al otro día visite el pueblo de Mixquic, harto popular por dicha ‘festividad’, y claro, frente a la iglesia del santo patrono se puede notar una ambiente de fiesta, alegría y la mercadotecnia no podía quedarse atrás, pues podías encontrar diferentes artículos alusivos a la fecha, playeras, figurillas de catrinas de barro, papel, plástico y demás materiales, comida y cerveza….no, no me malentiendan, no estoy en contra de ello, pues la gente de alguna forma debe de sacar para comer; pero lo que más me llamó la atención fue el hecho de que en la periferia del centro, la festividad se deja de lado y se encuentra una solemnidad y seriedad entre los habitantes.

Entre las personas que nos permitieron entrar a sus hogares (algo demasiado fuerte para su servidora, pues en la ciudad difícilmente dejas que unos extraños entren a tu hogar y se sienten en la sala de tu casa como si fueran amigos de la familia desde hace años), nos hablaron de lo que significa para ellos la ofrenda, lejos de festividad como en el centro del pueblo, se trata de seriedad y luto ante la visita de sus seres queridos, desean que la tradición de las ofrendas sigan, pero temen que no sea así, pues las nuevas generaciones no se ven interesadas en la tradición, pero señores míos, ahí si son ofrendas, se ve que se esperan para seguir la tradición ‘como dios manda’, pues disponen una habitación para la montura de las mismas, son en verdad trabajos muy laboriosos y (permítanme expresarlo) hermosos, se ve que esperan todo el año para semejante recibimiento, petate, camote en dulce, calabaza en dulce, agua, ceras, veladoras, fotografías de los ausentes, imágenes de santos, vino, tequila, mezcal, todo lo que el difunto gustaba en vida se pone en la ofrenda…tradición hermosa de mi Mesoamérica.

Fue en verdad maravilloso conocer a estas personas, aprender un poco más de la tradición y des espejar más aun la idea tan interiorizada del llamado Halloween, tradición Estadounidense, pues poco a poco se a inculcado en la población que ya hay pocos que saben que significa en realidad el 1 y 2 de noviembre o bien, que en vez de ‘pedir calaverita’, piden ‘halloween’.

Bueno, los dejo mis estimados lectores, espero les haya agradado la entrada.

Nos vemos, pues voy tarde por mi calaverita. n_n