lunes, 11 de febrero de 2013

Reiniciando vidas III



Gabriel no paraba de pensar en la gran posibilidad de volver a encontrar al amor de su vida, mientras corría entre las mesas y sillas de los demás comensales...por un minuto olvidó que había venido a ese lugar para presentarse formalmente y hablar seriamente de su futuro con los padres de Estela, pareciera que lo importante en ese momento era contactar a la madre de esa niña, comprobar que se trataba de ella, de Citlali.
Al salir precipitadamente del restaurant, por un momento pareció que se desvanecería en ese mismo lugar y el hostess se le acercó para preguntar qué era lo que sucedía, amablemente le ofreció un vaso de agua cuando apenas podía estar en píe.
- La mujer y la niña que acaban de salir con el grupo de personas, ¿sabe dónde están?- apenas logró decir- no pudieron llegar demasiado lejos- dijo como para sí.
- Lo lamento señor, no le podemos indicar dicha información, es parte del protocolo- Respondió uno de los meseros que salio a auxiliar a Gabriel.
La desesperación encontró cabida en su corazón, tratando de calmarse, respiro profundo varias veces y recordó que había dejado en la mesa Estela con sus padres, tendría que disculparse y plantear un repentino cambio de planes, aunque ellos significara cancelar los preparativos que hasta el momento llevaba junto con Estela, pero el darse cuenta que Citlali seguía en la ciudad y que posiblemente los uniera algo más que una antigua relación le hacía sacudir su ser.
Respirando un poco más calmado, se acercó poco a poco a la mesa, desde la cual el padre de Estela lo veía consternado y Estela dejaba ver algunas lagrimas derramadas, parece ser que ella sí se había dado cuenta de la situación.
- Lo lamento mucho, pensé que conocía a una persona de ese grupo y no pude reprimir comprobarlo- fue lo primero que se le ocurrió decir, sabía que era una situación bastante comprometedora, pero no pensaba seguir perdiendo el tiempo, debía de ir a casa de sus padres, tomar la agenda telefónica que dejó en su antiguo escritorio y marcar a cuanto ex-compañero de la universidad encontrara.
- ¿Perdón?- empieza el señor- ¿Tú crees que nos vamos a tragar esa mentira?- el enojo es más evidente- Nos vas a explicar, aquí y ahora de qué se trata todo eso, nos hacen venir con una idea y resulta que no es así, que las cosas salieron de control y cambiaron...porque parece que así fue ¿verdad?- La respiración del señor parece más agitada, sus ojos escrutan los de Gabriel, mientras que éste trata de parecer lo más sereno posible.
-Lamento lo ocurrido, pero tengo que serle sincero, entre las personas que acaban de salir- lo tendría que decir- se encontraba una persona de mi pasado, Estela sabe de quién se trata, pues estuvo a mi lado después de- lo tendría que explicar de una forma directa y clara- no puedo permitir perderle de nuevo...si eso significa perder a Estela y el rencor de ustedes, lo comprenderé...-esperando el enojo del padre de Estela.
- Si es eso cierto, esta reunión se acabó, no deseo volverlo a ver en mi vida y aléjese de mi hija, no quiero verle cerca, suficiente ha sufrido ella soportando su amor hacia esa mujer y en cima de eso, el día que pretendías pedirla en matrimonio...- Con forme fue hablando se iba parando de su asiento, sin siquiera darse cuenta que las personas los empezaban a voltear a ver.
Sin más, tomó su saco, miro a su mujer y dijo:
- Mariana- mirando a su esposa -Estela- moviendo a penas los ojos hacia su hija- nos vamos, dejemos que este patán al menos tenga la decencia de pagar la cuenta.
Las mujeres aludidas tomaron sus bolsos y dirigieron sus pasos hacia la entrada del establecimiento, Estela se retrasó un poco y alcanzó a decirle:
- Ni creas que te lo perdonaré.

     
     
     Se encontraba tumbado boca arriba en su habitación, viendo como las luces de los autos que pasaban frente a su departamento se veían reflejadas en el blanco de las paredes, en el suelo, cartas y fotos regadas por todas partes, pareciera que en su afán de olvidar lo vivido con Citlali, no se atrevió a deshacerse de las últimas cartas y fotografías que se había tomado juntos.
Después de pagar la cuenta en el restaurant y soportar las miradas indiscretas de los demás comensales, se subió a su automovil y manejó directo hasta su departamento, ya mañana iría a casa de sus padres por esa agenda telefónica, ahora debía de pensar qué cosas podrían pasar dependiendo de sus acciones, era confuso todo lo que estaba pasando, no comprendía del todo el porqué había salido corriendo del establecimiento, si ya lo había superado, tan es así que por ello le había pedido matrimonio a Estela, pero el hecho de hacerla sufrir no le generaba la menor molestia, era como si desde un inicio él ya sabía que algo así sucedería, la cuestión era saber cuándo y cómo...nunca se vio teniendo una vida con ella, porque el amor que ella le profesaba no era ni la mitad de hermoso e intenso del que alguna vez le profesó Citlali, ella sabía como generarle descargas eléctricas con solo pensarla, sus acciones y palabras eran de otro mundo y él no podría con ellas.

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