Mis estimados, alguna vez llegue a escuchar: ‘entre nosotras nos desgarraremos, pero nunca nos haremos daño’ o algo así, curiosamente en ese momento no encontraba razón de semejante afirmación, pero me hacía gracia.
Poco después me fui dando cuenta del porqué de dicho enunciado, fue cuando empecé a enfrentarme a la ruda tarea de ingresar al Sistema de Transporte Metro, o para los cuates: ’mi limosina naranja’, como es de todos bien sabido, los primeros vagones de honorable transporte se encuentran dedicados especialmente para nosotras las féminas, curiosamente son los vagones que en la medida de lo posible evito, quienes hayan viajado en ellos comprenderán perfectamente de ello.
Mi primer experiencia en semejante aventura, fue alrededor de los 16 o 17 años, acompañando a mi madre a análisis, eran cerca de las 7am en metro X, para mayor comodidad y confort decidimos ‘regresar ‘ a la estación X que es la terminal, así fue como al llegar y desocuparse los asientos, mi madre y yo nos dispusimos a sentarnos juntas y platicar de cómo me estaba yendo en la media superior (así de impactante fue la imagen, que hasta me acuerdo que estábamos platicando), resulta que al abrir las puertas, una marabunta violenta, desalmada y desquiciada se abrió paso entre ellas mismas, entre taconazos, codazos, bolsazos y demás técnicas que solamente las mujeres somos capaces de dominar, las más hábiles se hicieron de los asientos libres, y las demás con miradas rencorosas, tomaban sus respectivos lugares: frente a cada asiento, esperando que su ocupante lo dejara libre, pero el hecho de ver como entraban empujándose unas a otras y ayudándose de las bolsas de mano, los neceseres, ¡los propios tacones!.
Mi madre al ver mi expresión, solamente se limito a decirme que me faltaba mucho por vivir y que en su momento yo también lo haría, pues la ciudad nos impulsaba a ser así.
Tiempo después, cuando yo ya me encontraba más grandecita y más consciente de las cosas –o al menos eso quiero pensar- en enfrente a mi mayor temor, que era ingresar a un vagón lleno de mujeres, me lleve unos buenos golpes en las costillas, unos bolsazos en la espalda y unos pisotones, que desde ese momento decidí subirme al vagón de los hombres, aunque ahí tendría que cuidarme de ser ultrajada, pero eso era más sencillo con mochila en la espalda y portaplanos por delante, además he de ser sincera, no soy de las que llaman la atención físicamente, así que pude despreocuparme de ciertos acosos, solamente andaba más ‘trucha’ para no ser víctima de carteristas.
Ante lo anterior, me cuestiono la actitud de las mujeres entre nosotras mismas…tengo una compañera que anda por esos lares para la tesis (saludos Dany!!!), lo cual se me hace un tema sumamente interesante, pero no diré a bien que es lo que me ha comentado, pues las ideas fluyen, vuelan y se van…y no se vayan a parar en la cabeza de algún ente que no tenga tema de tesis y se lo apañe. (>_
Volviendo a lo nuestro, el comportamiento de nosotras las mujeres no puede ser nada menos que agresivo y hostil, solamente es necesario que una de nosotras se pare en un lugar donde se encuentren más de tres mujeres –si no es que solamente una- y se empiece el ‘viboreo’ entre las féminas, que si la ropa, que si el peinado, que si los accesorios, que si las manos, que si los zapatos, que si la postura, que la bolsa…y de las mujeres que lleguen a leer esto, se ‘espanten’ y digan ‘no, para anda, yo no soy así’ les voy a decir que lamentablemente ésta en nuestra naturaleza, hay más en algunas que en otras, pero TODAS en mayor o menos medida somos así de…de ‘observadoras’.
No sé a bien porque quise hacer esta entrada, pero…me causa preocupación esta actitud de ‘competencia’ entre nosotras mismas, porque vamos, de ‘zorras’ y ‘güilas’ no bajamos a las amigas de nuestras parejas (y neta, alguna vez en nuestras relaciones tuvimos que haber pensado eso, de ser lo contrario…pásenos la receta!), y el tener lo que la otra no tiene (bueno, eso es en general, hombres y mujeres), pero eso de pelearse hasta por el ‘wey’ más gacho de la colonia con tu supuesta ‘mejor amiga’ =S no mujercitas!! Debemos de ver que es lo que está mal, para solucionarlo y mejorar nuestra convivencia diaria.
Comprendo que no todas son así de ‘intensas’, pero aun así, les recomiendo que nos pongamos las pilas y así poder ser mejor personas…además también por salud mental.
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