Esperando tu llegada, deseando la hora acordada, los nervios no me permiten conciliar el sueño, los ojos se me llenan de lagrimas al pensar en lo que va a pasar.
Ya antes te había advertido que clase de mujer soy, pero ahora te diré que clase de ser humano aspiro a ser, sólo esperando que me acompañes en la travesía o desde este momento me adviertas si estas dispuesto ha proseguir con la aventura (claudicas por salud mental.)
Deseo ser más libre, de prejuicios y títulos, ser simplemente como soy sin la necesidad de ostentar un nombre ante las demás personas, un nombre que indique de donde soy, solamente deseo un nombre que indique quien soy mediante mis actos, pues con ellos acepto mi pasado y preparo el terreno para un futuro.
Aspiro a ser más tolerante, pero no abandonando mis creencias ni dejándome influir por los juicios de valor de los otros deseo poder ser más compartida, más despegada de las cosas y ver con buenos ojos las cosas malas así como las buenas.
Ser más alegre, no deprimirme por las piedritas que se me ponen en el camino y enfrentar a las rocas gigantescas que los demás ponen, superarlas y con ello superarme a mi misma…
Quiero ser mejor hija con mis padres, responderles mucho mejor y demostrarles el gran amor que les tengo…conocerlos mejor y no volverlos a juzgar.
Deseo mirar al futuro sin miedo y con una sonrisa, encarándolo con mis mejores armas…
No aspiro al poder, no deseo dinero –no más del suficiente-, no quiero lujos, solamente lo indispensable, no más…ni deseo poseer más de lo que necesito o requiero…
Si estas dispuesto a ayudarme a alcanzarlo, sigue a mi lado, mi buen señor, de lo contrario busca otras tierras fértiles para tu reino.
Toma la decisión rápido, no puedo esperar mucho tiempo, debido a que la transformación a comenzado y no deseo perderte en un pasado nebuloso.
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